domingo, 29 de mayo de 2011

Noticia

La contaminación acústica lidera la lista de preocupaciones ambientales de los alavesesLOS VECINOS DE VITORIA, ARMIÑÓN, AGURAIN Y ZUIA SOPORTAN ELEVADOS NIVELES DE RUIDO
El Ararteko reconoce que los ayuntamientos no toman todas las medidas necesarias para frenar esta molestia
AXIER BURDAIN - Sábado, 28 de Mayo de 2011 - Actualizado a las 05:23h
VITORIA. La conciencia medioambiental está ligada al reciclaje, al consumo eficiente e inteligente de energía, al recorte de emisiones de CO2 a la atmósfera y a cuidar de los maltratados recursos naturales. Pero para los residentes en las grandes urbes, tapizadas de asfalto y forradas de cemento, la gran preocupación medioambiental tiene nombre de decibelio. La contaminación acústica encabeza el largo listado de problemas vinculados al Medio Ambiente de los ciudadanos, que reclaman silencio para disfrutar del descanso de calidad al que tienen derecho. En Álava, los niveles sonoros que traspasan el umbral de lo permisible no sólo se concentran en el centro de Vitoria, acosado por el tráfico y por el bullicio del ocio de los fines de semana. También quienes residen junto a las grandes vías de comunicación, como la N-I, la N-102, la N-240 y la N-622, o los que se encuentran en el área de influencia auditiva de Foronda saben bien de los trastornos que este tipo de contaminación conlleva.

Los ruidos procedentes de la actividad de los bares, restaurantes, supermercados, sociedades gastronómicas y locales de jóvenes, acaparan las quejas de la ciudadanía ante la Administración. También se suman, en el caso de Álava, las obras correspondientes a la depuradora de aguas residuales prevista en Ribera Baja. Todas ellas, añadidas a las de los motores de los vehículos y a las de la actividad industrial, van a parar al capítulo de reclamaciones medioambientales. Expedientes que, en última instancia, acaban sobre la mesa del despacho del Ararteko, Íñigo Lamarca. Éste las recopila y evalúa en qué medida las instituciones públicas pueden tomar medidas encaminadas a frenar las molestias provocadas. Tras un intenso análisis de las protestas recibidas, el dictamen del defensor del ciudadano es tajante: los ayuntamientos no hacen tanto como deberían.

"Estas reclamaciones responden a la falta de actuación municipal a las correspondientes denuncias a pesar del control permanente exigible por parte de la Administración autorizante", señala, drástico, el último informe sobre Medio Ambiente emitido por el Ararteko. En esta misma línea, aclara que "esto significa que la Administración dispone, en todo momento, de la facultad de imponer las medidas correctoras dirigidas a solventar los problemas que en su ejercicio se derivaran, además de revisar y actualizar estas medidas si resultaran ineficaces para garantizar su correcto funcionamiento". Palabras que incitan a los consistorios a plantarle cara a los desmanes acústicos crónicos en nuestras ciudades y a realizar seguimientos para comprobar que los límites se respetan. Sólo en la capital alavesa, los agentes de la Policía Local son anualmente reclamados en cerca de 1.200 ocasiones para intervenir en casos relacionados con el ruido. En todo Álava, se calcula que el 21,4% de todas las viviendas existentes, casi una de cada cuatro, padece molestias por este mismo motivo, según un informe elaborado por el Instituto Vasco de Estadística, Eustat.

Los vecinos de localidades como Armiñón, Agurain y Zuia conviven con el ruido por la proximidad excesiva de los nudos viarios. El 87% de los 166 habitantes de Armiñón soporta elevados niveles de impacto sonoro en sus casas por el constante fluir de los vehículos que atraviesan la N-I en dirección hacia Burgos o hacia Irun. El 19% de la población de Agurain sufre el mismo trastorno por idéntico motivo. Problemas que se repiten a lo largo del trazado de esta vía por Iruña Oka, San Millán, Ribera Baja, Elburgo, Arrazua-Ubarrundia e incluso Vitoria.

EN COMUNIDAD Los ruidos excesivos también se convierten en un quebradero de cabeza para las comunidades de vecinos, especialmente si se producen durante la noche. Por el momento, el Ayuntamiento de Vitoria no está obligado a interponer una sanción cuando los niveles entre vecinos superan los límites, cosa que sí hace con los bares y discotecas. Aunque, presumiblemente, todo cambiará cuando el Consistorio concluya, el año que viene, el nuevo mapa de ruidos de la ciudad y emprenda acciones concretas para poner coto a estas molestias.

Cuando el Ayuntamiento recibe una queja, ofrece a los afectados la posibilidad de realizar una medición de ruidos. Si se supera la frontera de los 65 decibelios durante el día y de los 55 durante la noche, como mucho, se envía una patrulla de la Policía Local para que actúe de forma disuasoria, aunque no existe una obligación tácita de imponer sanción.

Pero esta situación, un tanto surrealista, podría sufrir cambios en menos de un año, cuando el Consistorio ultime su nuevo mapa de ruidos, que sustituirá al anterior, fechado en 2004. Confeccionado bajo encargo de la Unión Europea, esta nueva herramienta permitirá a la Green Capital 2012 disponer del diagnóstico previo necesario para impedir el avance de este importante foco de contaminación.

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