Noticia
3-12-2004
La Nacion (Argentina)
Por Laura Rocha
La aprobó anoche la Legislatura
Una ley castigará la contaminación acústica en la ciudad
Las sanciones llegan hasta los $ 30.000
- Habrá cinco zonas con topes de ruido establecidos
- El máximo son 80 decibeles para áreas industriales
- El Ejecutivo tiene 180 días para reglamentar la norma
La Legislatura porteña sancionó anoche una ley para mitigar la contaminación acústica en la ciudad de Buenos Aires. La norma obliga al gobierno a diseñar una política de reducción sonora, a confeccionar un mapa de ruidos cada cinco años e incluye sanciones que llegan a los 30.000 pesos para los infractores.
La iniciativa, que deberá ser promulgada y reglamentada por el Poder Ejecutivo local -para lo que cuenta con 180 días-, también obliga a las empresas concesionarias de los subterráneos y del Aeroparque Metropolitano a realizar estudios de impacto sonoro, que deberán adecuarse a los niveles máximos de ruido establecidos por la norma.
"Se dividirá la ciudad en zonas en las que se establecen los niveles de ruido permitidos, y el mapa debe actualizarse cada dos años pues tiene que contener metas por alcanzar", explicó a LA NACION Juan Manuel Velasco (Bloque Plural), presidente de la comisión de ecología y autor de la iniciativa. Las cinco zonas van desde las áreas de silencio hasta las especialmente ruidosas, las que deberán ser establecidas por la autoridad de aplicación de la ley, la Subsecretaría de Medio Ambiente porteña.
Parámetros de la OMS
Para la zona 5, la más ruidosa, el límite quedó fijado en 80 decibeles (dB). Según parámetros de la Organización Mundial de la Salud, por encima de los 70 dB los sonidos resultan molestos, y si superan los 90 se vuelven dañinos.
Para los titulares de inmuebles que violen esta norma, está previsto cobrarles una multa que va desde los 200 pesos a los 5000. Cuando se trate de un establecimiento industrial, el castigo será más duro: deberán pagar entre $ 2000 y $ 30.000. También se castigará a quienes no hagan los controles obligatorios en los caños de escape, a quienes usen indebidamente las bocinas, y a quienes tengan en sus unidades sirenas antirreglamentarias. Las sanciones en estos casos van desde los $ 50 hasta los $ 1000, e incluyen la inhabilitación para el transporte hasta por 30 días.
Las cifras indican que en la ciudad hace 30 años el nivel acústico en las calles en Buenos Aires estaba entre los 50 y los 60 dB. Hoy, los niveles indican que los valores superan los 70 dB y ya casi no existe el silencio por las noches.
"Hasta ahora la autoridad sólo podía actuar ante una denuncia. Con esta ley se podrá hacer controles sorpresivos, tanto de los vehículos como de los subtes, los trenes, o los boliches que emitan ruidos por encima de los límites", agregó Velasco, que los diferenció de los ruidos molestos, que son una contravención.
Alicia Bello (CPC) que también participó de la confección de la norma, fue tajante: "El aspecto más ríspido es el nivel de compromiso que asuma el Poder Ejecutivo en el efectivo cumplimiento de la norma. De no ser así, la Legislatura habrá trabajado en vano una vez más. Por el contrario, si es cumplida esta ley, redundará en un beneficio directo para los porteños".
Silvia Cabeza, presidente de la asociación civil Oír Mejor, recordó: "Se debe concientizar a la población acerca de los efectos nocivos que el ruido produce. La hipoacusia es irreversible, y los efectos extrauditivos como consecuencia del estrés, provocan casos de hipertensión, trastornos de conducta e incluso digestivos, hasta la pérdida de la memoria. Todos ellos son producto de la contaminación acústica".
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